jueves, 8 de abril de 2010

Haikus

Yermo seco
Sequía Melancolía
De pronto, unas gotas de lluvia

Rosa taciturna
Entreabres el capullo
Todo huele a Primavera

Me arranco la máscara
Y me quedo sin rostro
Con la faz sangrienta

El Dios ateo

"ni el Dios restablecido a partir de su negación
es un Dios verdadero, sino más bien un Dios
que se contradice consigo mismo, un Dios ateo"
-Feuerbach-
Un profeta cubierto de heces daba su mensaje en la plaza de la ciudad. La gente estaba estupefacta. El profeta exclamaba ¡Dios es ateo! ¡Dios es ateo! Todos le pidieron explicaciones. Ante tal demanda él les dijo Les daré la explicación que me piden. Y recuerden que soy un profeta y que conozco, al menos en parte, el pensamiento de Dios. Ahora escúchenme: Un día Dios pensó que su vida podía ser un sueño. Tal vez estoy soñando, se dijo. Tal vez mi existencia es un sueño. Tal vez yo soy un sueño. Y si yo soy un sueño, entonces mi creación también es un sueño. El Mundo es un sueño, el hombre es un sueño. Nada existe. He soñado que existía. Pero si esto es un sueño, entonces no existo. Desde aquel día, Dios se volvió ateo, por si acaso. Después de decir eso, el profeta pidió a los asistentes una limosna. Algunos se la dieron, otros no

El No Amor

Vivo el presente del pasado,
y me encuentro contigo,
dulcemente herido por las Noches,
con la carne felizmente cansada,
cuánto canto insuficiente
El Sol doraba nuestra adolescencia
mientras crecíamos bellos,
el amor, que nunca existió,
era novísimo
Y no era amor,
era más bien la incipiente necesidad de estar juntos,
o el tácito pacto al que llegamos para sobrellevar
juntos nuestro miedo y nuestra desesperación
Por ti conocí el dolor de amar,
por ti supe de esa enfermedad que enloquece
Por ti toqué el brial del Destino
Sabíamos que nuestra aventura no duraría mucho
Lloré por ti
Mi corazón se fracturó
¡Cuán fuerte fue nuestro No Amor!
Y qué débiles supimos ser ante todo lo que pasó
Ahora que sabemos que el amor es un invento,
amemos más a los adolescentes que fuimos,
que se sacrificaron por una quimera
Vivo el presente del pasado,
y me encuentro contigo,
y me dices ¡Cuánto canto insuficiente!

Drama en tres actos

La Melancolía es una flor negra que va matando al alma,
y la vida es un agujero a través del cual pasa una risa siniestra
que hace temblar a las estrellas
El canto de la alondra me sobresalta
y el centelleo del Sol me aterra
El blanco aliento de la Luna me adormece,
pero me despierta, con un respingo,
el funesto canto del ruiseñor
Le temo a la Naturaleza, le tengo un miedo prístino
Ahora que estoy cubierto de heridas como flores negras
huyo de ella
La zarpa de un tigre rasga el instante de Beatitud
Las muchachas se sientan al borde de la Primavera
Las águilas trazan un Destino
Suavemente, un elfo chupa el jugo de un lirio
Me he visto solo en medio de extensos campos desolados
He tenido miedo de ser
Para no estar tan solo, el hombre creó a Dios
Y en mi frente llevo la impronta de Caín
Vengo de una estirpe de asesinos
Anhelo el delicado cuerpo de una mujer que se dedique
a recorrer las orillas del Mar
El niño de rara inteligencia se ocultó en una viña,
y unos lobos cuidaron de él
Dios es la abstracción del amor
De resultas de la depresión estoy cansado y estúpidamente frágil
A veces sospecho que no perdimos ningún Paraíso
y que no nos espera ningún nuevo reino
Si es así, entonces mi Nostalgia está equivocada
y mi Esperanza ha sido engañada
No hay nada que añorar
No hay nada que esperar
En lo profundo de la Noche, un sabio busca la fórmula de la Felicidad
Estamos tan extraviados
Y no somos malos del todo
Suave es el cuerpo del río
Desdichados son los hijos de padres que se odian
Dichosos son los que gustan de contemplar los astros
El amor es una flor blanca que va reanimando al alma
Aunque no exista

viernes, 2 de abril de 2010

Haikus

Noche de Primavera, honda
Salgo a vagar impulsado
Por mi demonio

Noche báquica
Fiesta, vino,
Tetas, muslos, culos

La Luna símbolo de fatalidades
Los cantos que se elevan cortan su blanco cutis
Y ella solloza, emocionada

Como un trebejo

Estoy en el Mundo. Bien pensado, este estar es doloroso. Porque no sé por qué ni para qué estoy aquí. Y porque no sé quién me puso aquí. Como si fuera un trebejo me han puesto en un casillero fortuito del tablero, sin darme explicaciones, sin decirme nada. Así que estoy aquí sin saber nada. Ni siquiera sé si me muevo por voluntad propia. Tal vez en verdad sea un trebejo y alguien me mueva a su completa voluntad y antojo. Si es así, esta existencia es espantosa. Los griegos creían en el Destino, los cristianos creían, y creen, en la Gracia y en la predestinación y, más aun, en la predeterminación. Un dios me jala de los cabellos y me mueve de un casillero a otro del tablero. Pero yo no quería moverme. El Destino y la Gracia son fuerzas sobrenaturales que pueden más que el albedrío. El hombre es una suerte de esclavo, entonces. Pero no esclavo de su albedrío. Un fauno despierta, se levanta, y se va a bañar al río. Todo eso ya estaba predeterminado. Si el fauno llegara a saberlo, desesperaría. Como desespero yo a causa de mis actos aherrojados. Estoy en el Mundo. Por qué estoy. Para qué estoy. Y qué tablero tan desconocido es el Mundo. El Mundo se revela como algo nuevo cada día. Cada día es algo completamente inconocido. El Gran Teatro del Mundo. La Comedia que en él se representa es diferente cada día. Y cada día yo interpreto el mismo papel, a pesar mío. Me gustaría elegir mi papel. Pero no hay albedrío. Doloroso estar en el Mundo. Me muevo de acá para allá, de un lugar a otro, pero no porque yo quiera. Debería decir mejor me mueven de acá para allá, de un lugar a otro. Aunque a veces yo siento mi albedrío. Sin embargo, éste es movido por una fuerza superior. Podría decirse que el albedrío es movido por la Gracia. Rosaleda nocturna. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Estoy adormecido al pie de un rosal, y no me explico cómo he llegado hasta aquí. Lo mejor es no preguntarse nada, ni tratar de explicarse nada. Perfume del jazmín, blanco y suave. Me gusta ir hasta el jazmín del huerto todas las Noches, para aspirar su aliento. Tal vez el albedrío y el Hado actúen alguna vez de consuno. Tal vez. Ahora mismo tengo ganas de salir a pasear por la ciudad. ¿Es mi albedrío el que me mueve? ¿O es el Hado, o la Gracia? No podré saberlo. Y es mejor que no me detenga mucho en estas elucubraciones, porque puedo desesperar. Encina dichosa, inmóvil, sin albedrío, sin Hado y sin Gracia

Presagios

La Luna confirmó nuestra Fatalidad,
bajo su rielar nos dimos un beso ignorante de todo
y así, dulcemente, nos condenamos
Nuestra vida de dos fue corta,
y jamás volvimos a unirnos
Todo fue adolescencia jubilosa por un corto tiempo,
veladas en tu azotea bajo el claro de Luna,
Estío estrechamente compartido,
días de carne joven y de Sol,
Noches lentas, tibias, fragantes
Tus ojos horadando mis tinieblas,
tu boca dándome olvido,
tu saliva ungiendo mi cuerpo,
ah días aquellos de Beatitud,
de gozo, de vida y de gloria
Era fatal que nos abandonáramos
Mi pensamiento fue de sombra,
y mi cuerpo se hizo de Noche
para poder acercarse a ti
Tú ardías de días por vivir,
ignorando tu Hado,
viviendo para mí
La Luna confirmó nuestra Fatalidad
Nosotros lo sentimos
Tú me abrazaste más fuerte que de costumbre,
yo sentí la fuerza de una rara Nostalgia,
y nada pudimos hacer contra el Destino,
el más poderoso de los dioses
Era bello vivir cuando me querías
Pero tu sino, lo fatal…

Del gozo y otras desdichas

Despierto, animal racional y sin fe, a esperar el gozo eterno,
temblando, acostándome en el delgado límite de la sombra
y de la luz, recibiendo los escupitajos de las estrellas;
las águilas sobrevuelan lo que podría ser mi cadáver
y derraman sus agüeros, el Sol, flor en llamas, deseca mi alma,
y las piedras se convierten en nubes que se alzan,
como una blanca plegaria que no entiendo;
me duermo entre el Cosmos y el Caos,
oigo aullidos azúreos, gritos negros,
azules cánticos, y al despertar me digo que la vida
tiene algo de Cosmos y algo de Caos;
el Cielo, cementerio de los dioses,
está callado, y su silencio me aterra
Mi yo es un guijarro que trato de destruir
como la hoja seca de la ribera
Junto a un arroyo, vivo la dicha de no pensar,
que dura poco: el pensamiento es una espina
que rasga la mente
Más pura que la tristeza de un ángel,
la rosa prende su Primavera,
y los coros de silencios discurren por el huerto,
en la Noche
Lo más fácil de comprender en la vida es que ésta es sufrimiento
La mayor habilidad de los seres humanos es convertir este sufrimiento
en una dicha,
porque cualquier cosa es preferible a no vivir
Mi Esperanza es devorada por los buitres todos los días
Y todos los días renace
Odio mi Esperanza, el don letal que nos otorgó Prometeo
¿Y quién me otorgó el horror de ser?
¿Qué ser soñado me hizo estar-en-el-mundo?
Me responde la ensordecedora mudez de la Noche
y el canto dulce y melancólico del ruiseñor
Animal racional y sin fe, me angustio,
y, despierto, sueño que sueño
Entonces lo divino existe
y el gozo eterno dura sólo un momento