miércoles, 25 de agosto de 2010

El cazador

Darle a la caza alcance, saber qué es lo que quiero, no tomarme tan en serio la vida, así la ternura de las aguas del arroyo sería verdadero Sosiego. Si me abren el pecho verán un corazón tembloroso y sangriento. Tanto es lo que me ha dañado esta muerte en vida. Como la tristeza de los animales que van a morir es mi tristeza. Morir solo en un rincón del Universo, sin haber comprendido nada, con la conciencia de una aventura incierta. Hay algo que persigo, y que me huye. Si pudiera atraparlo ya nunca más preguntaría qué es la vida. La Poesía es una persecución. Consiste en darle a la caza alcance, aunque se pierda el alma en ello. La vida es una persecución. El hombre es un cazador. ¡Cuántos cazadores terminan sus días sin haber cazado nada! Y es que jamás queda claro qué es lo que se tiene que cazar. Es indefinible. Escribir un poema es haber cazado algo. Comprender algo inexplicable es haber cazado algo.
¡Pero qué difícil es! Darle a la caza alcance.

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