viernes, 13 de noviembre de 2009

La no vida

Los tilos flacuchos, sin follaje, bordean la calle
La conciencia cae como una hoja seca
Arriba el Sol macilento y los bosques de nubes
En el Cielo celeste y blanco
He presentido mi mortalidad
Mi mortalidad inmortal
El mirlo canta en el prado
Se oye un quejido en el silencio de mi alma
El hombre está solo entre deidades
Arrastra sus preguntas
Inventa sus respuestas
Resiste su desesperación
El Tiempo me va comiendo
La vida no es la vida
Alguna vez lo será
Pero aún no lo es
Un corazón ha caído en el serojo
Con el peso de todas sus razones ininteligibles
Qué hacer mientras la vida va llegando
Inventar arcos y saetas
Fustes y capiteles
Para ser el arco en tensión, la flecha con rumbo
predeterminado
O la columna que sostiene el Cielo y su misterio
Hace falta buscar y hallar alivio
Alejarse espantado del Oráculo
Acudir a los bares o a los prostíbulos
Tomar ansiolíticos y antidepresivos
Para poder vivir esta no vida
Amo evadirme
Pero día a día estoy metido de cabeza en la corriente
Es como si pendiera de un canalón
Demonios canijos, de grandes penes, danzan y ríen
en lo más tupido del bosque
Un grifo es asesinado por tres sátiros, junto a la fuente
Un amante contempla a su amada mientras doblan las campanas
El filósofo se masturba en el ágora
Atardece
El Otoño se entristece un poco más
He presentido mi mortalidad en medio de estertores
Fluyendo en el Tiempo que no acaba
Viviendo con desgano esta no vida

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