miércoles, 10 de febrero de 2010

Breve aviso necrológico y profético

Restos de los dioses en las súplicas de los hombres
Se les sale lo divino por la boca, como restos de comida
Vacían cada vez más sus vidas
Hasta dejarlas como flacas súplicas
El dios ha muerto
Y sin embargo sigue reinando
Aún agoniza
Nutrido por las ofrendas que le preparan quienes piensan en él día y Noche
Sustentado por los que blasfeman dulcemente
Esencialmente solos inventamos el conocimiento mutuo
Y convivimos en casas y en ciudades
Nadie puede conocer a nadie
Estamos condenados a desconocernos día a día
Estamos realmente solos
Sólo el coito puede redimirnos
Con el orgasmo en el que nos consubstanciamos
Pero después qué montón de carne triste, solitaria, expósita
El dios ha muerto
Pero su recuerdo es eterno
Y su fiebre aún calienta el Mundo y el Universo
El hombre se está muriendo
Lastimoso ser para la muerte
Bello animal para el tiempo
Criatura paradójica para la Eternidad
Tarde de Invierno
Las bandadas de estorninos cubren el Cielo
Y el dios, muerto, yace en al azur naciente
Festoneadas las ruinas de aquellas creencias
Que mantuvieron a los hijos del maldito Adán y de la maldita Eva
Cerca del Paraíso
Árboles de la Ciencia y de la Vida
talados con la cabeza de algún filósofo
Somos hijos malditos
Nuestra raza es maldita
Tan pura como agua de arroyo iluminada por el claro de Luna
El dios ha muerto
Pero no lo olvidamos
Que nuestro olvido, oh memoria, lo mate definitivamente, de una vez
Nadie es culpable de esa muerte
Somos tan inocentes como los caballos blancos que corren a través del fuego
Un ángel y una serpiente repugnante son lo mismo para nosotros
Un cordero de vellón dorado es degollado
Y todos bebemos, ávidos, su sangre
Nos sentimos culpables
El Remordimiento es nuestro risco a cuestas
Aparecerán profetas
Los apedrearemos
Aparecerán hijos del dios muerto
Los crucificaremos
Lamentablemente, no podemos volver a ser tan ingenuos

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