lunes, 15 de febrero de 2010

El desencanto y la partida

Ando entre zarzas sin teofanías,
con miedo a la nada y con la cruel Nostalgia del Caos
Ando entre cipos, enfermo de vida excesiva,
lívido, balbuciente
Ando entre leprosos, llagado de los pies a la cabeza,
besando flores por no poder besarla a Ella
Fui un niño raro que veía ánimas descender
de las estrellas
Fui un adolescente atormentado y masturbador
que vagaba en las Noches por las galerías de un palacio
soñado
Fui un alcohólico, un drogadicto, un deicida
Y nunca pude dormir al pie de la Fatalidad
Me he dejado enternecer por la Soledad de las putas
Por el lamento de los borrachos
Por los enfermos pensativos que pasean por el frío jardín de un hospital
Nunca supe amarme y ya estoy harto de mí
He ascendido a la cima del monte y he llamado al dios
El Silencio del Cielo y de todo lo que me rodeaba
me ha causado dolor
Al descender, huérfano de creador, hallé a las bacantes
que danzaban con serpientes enroscadas alrededor del cuerpo
Desencantado, me uní al pueblo ávido de carne y de vino
Que no se diga entonces que no busqué salvarme
Que no se diga que no fui lacerado por el silencio divino
Y es que es tanto silencio...
Yo no quiero ser el que soy
Sino otro que pueda lamer unos muslos
y olvidar que es
Quemaré mi esencia
Me perderé en los vórtices de algún río
luego de haber paseado por los jardines colgantes
y de haber oído las palabras y los mugidos
de los toros alados
Me entregaré a las olas para que asesinen mi cuerpo
y para que luego me echen a la orilla, deshecho
como una cítara
Me marcharé por campos de mieses agitados
por el viento
Exploraré desiertos, adoraré a todos los ídolos que encuentre-
en cada adoración recordaré al dios que perdí y tendré pena
-, navegaré más que los fenicios, arrancaré mis recuerdos,
frágilmente visitaré los templos, y seré un muerto más andando
entre los muertos

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