viernes, 29 de octubre de 2010

De ángeles y dioses

Los ángeles de la niñez, junto a los cuales
cagaba en la ribera, oyendo el río, picado por los mosquitos
Oh blanca rosa de lino
Los lobos de mis pesadillas, flacos, llagados, famélicos,
mataron a los ángeles
Me quedé solo en una playa dorada, buscando
caracolas
Los dioses de mi adolescencia
Dioses horrendos, leprosos, espantables
Dioses que hacen que pase lo que ellos quieren,
y no lo que yo quiero
Mi albedrío suena como las hojas de los árboles
agitadas por el viento
Y me he matado con más ganas bajo el amparo de las deidades,
que me libraron de la Muerte no sé por qué, no sé para qué
Mis ojos se han llenado de estrellas
El Dios muerto de la adultez
La Angustia, la desesperación,
y la resignación finalmente, posando
la frente en la eternidad de una piedra
Porque la Eternidad es una piedra
en la que nos lavamos para curarnos de las heridas del camino
El ángel viejo y desesperanzado, áptero,
de la vejez
El Crepúsculo recorre las playas
Y un Crepúsculo es la vida, desde el primer llanto
cuya causa sospechamos
La criatura que engendra la Muerte
La roca de la Eternidad

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