Ivan Karamazov habló con el demonio que todos llevamos dentro. Y enloqueció. Nadie resiste a su propio demonio. Iván Karamazov llegó a las plantas de los pies de Dios, al ceño del sentido de la vida, que es un sinsentido; se puede decir que llegó demasiado lejos. Nadie resiste la comprensión de la vida. Iván Karamazov consideró que si Dios no existía, entonces todo estaba permitido. En lugar de obviar esos asuntos, él los arrostró y sostuvo un coloquio con su demonio. Nadie resiste a su propio demonio…
viernes, 22 de octubre de 2010
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