viernes, 14 de mayo de 2010

El jardín nocturno

En el jardín nocturno aún permanecen los restos de la orgía,
los angustiosos remanentes de la velada
Una estatua de Venus y otra de Baco yacen tendidas en el césped
Dos mujeres con los vestidos desgarrados y con heridas por todo
el cuerpo duermen abrazadas junto a una mesa caída
Un joven delicado vomita esmeraldas junto al acebo
Un hombre gordo, sentado en una silla, muestra un fajo de billetes
a una mujer casi adolescente que está arrodillada al pie de él
Un poeta, de pie junto al jazmín, mira la Luna, lleno de Remordimiento
Él quisiera salir del jardín, pero no puede, algo lo retiene
En algún momento de la Noche el jardín estuvo lleno de gente,
todos bebían vino y conversaban y creaban su Beatitud
Sin embargo, algo pasó- el poeta lo recuerda y no sabe si cantarlo o no
-y todo se convirtió en una tragicomedia de la cual sólo quedan los restos humanos
que ahora se ven
El poeta decide cantar lo sucedido:
En medio de la Noche violeta los hombres se convirtieron en faunos
y las mujeres en bacantes, nadie pensó ya en nada
Libres del pensamiento todos se buscaban y se abrazaban, se besaban,
se mordían
Habían llegado a la quintaesencia del placer
Todo estaba permitido
Hubo un terrible desastre que nadie pudo ni quiso controlar
Se golpeó salvajemente a los que pidieron orden, por favor
Se chillaba mirando a la Luna, se derribaron las estatuas,
se usó un lenguaje animal, atávico
En algún momento, casi todos salieron corriendo del jardín,
espantados por lo que habían hecho, por lo que se había revelado en ellos
Sólo nos hemos quedado los que queremos ver en qué acaba todo
Se podría decir que sólo ha quedado lo peor de la morralla
El Remordimiento me atenaza, pero no puedo salir de aquí
No hasta que vea cómo acaba todo
El poeta se sienta en el césped y, caviloso,
se sujeta la cabeza con ambas manos

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