jueves, 27 de mayo de 2010

Luna

Con el alma llena de alcohol y de tabaco
conversaba con Soledad la Buena
sentado en una silla, en medio de mi cuarto
Era lo profundo de la Noche
Cuando me cansé de soliloquiar con Soledad,
salí al balcón
La Luna rojiza rielaba sobre el Mar
Me quedé contemplándola y comprendí
que lo bello y lo triste se complementan
La brisa remejía el follaje de los mioporos
El vozarrón del Mar subía hasta mi balcón
Pensé que necesitaba una Amada
Y amé a la Luna
Desde entonces digo que tengo una Amada triste y bella

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