lunes, 31 de mayo de 2010

Soliloquio

Solitario como el vicio,
interrogo a lo que me interroga,
con el alma suave como helecho,
libo el aire tibio y quieto
en el misterio de las madrugadas
La Luna virgen, roja, canta sus endechas
Venus titila quedamente,
en el abismo oscuro, alto, infinito
La Humanidad se deshumaniza
entre ramajes, fuentes y liras
Lleno de vanidades, no me queda espacio
para albergar el Todo
Pero me queda la Nada
En ella puedo disolverme
y salvarme de una vida sin porvenir,
de una máscara ciega que engaña al Mundo
No soy bien recibido en los vestíbulos
porque conozco la terrible mentira que todos cultivamos
No me dejan entrar en los teatros porque sé
que en los escenarios se representa la verdad
Yo soy el primero en llamarme mentiroso
Toda la vida es una quimera
Todos vivimos mintiéndonos,
aunque leamos la Biblia o el Corán
Qué animales tan raros somos
Somos animales racionales y mentirosos
Solitario como el amor,
me escruto y me pierdo en mi propio laberinto
Felizmente aún no me he encontrado con mi Minotauro,
ese monstruo que se parece a mi vida
Lo único que tengo para sobrevivir es la palabra
Me haré a la Mar o me perderé en un bosque
para no ver ya las innumerables caretas
que pululan en este Gran Teatro
Sólo largas meditaciones hacen que conozca el acero
de las aguas y la piedra de las horas
¿Cómo acabar con las hileras de flechas quietas en su rumbo,
y con las espadas que penden sobre mi cabeza?
¿Cuándo dejarlo todo y marcharme a zaga de huellas de rocío,
con los labios temblorosos y los ojos vislumbrando una azúrea floresta?
Estoy muerto para las garras del león y para el pico del águila
Estoy moribundo para el beso de una ramera y para el algodón
empapado en agua
Estoy vivo sólo para el perfume del jazmín,
y para la ola que me quiere destrozar
Estoy vivo también para el Caos,
para las ajorcas de las estrellas,
para el diamante negro que conjuga todos los seres y las cosas
Y estoy vivo para el Alba gris y melancólica
Solitario como la Muerte,
veo orgías de Crepúsculos,
danzas de sílfides,
bacanales de odios
No hay nada más fuerte que el odio,
no hay nada más delicado que el amor
Amor y odio son dos máscaras idénticas
Todo se acaba,
aunque lo perdurable existe
y puede verse a la luz del relámpago
Solitario como el vicio,
fumo un cigarrillo
y veo cómo se consume
Así se consumen la Noche de negro techo
y los poemas que algo balbucean

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