miércoles, 16 de junio de 2010

Beatriz

Beatriz, mi guía por los senderos de la desesperación
Tenías quince años cuando te conocí
Yo tenía dieciocho
Fuimos al Munich a tomar algo y a conversar
Eras bella y demoníaca
Cambiabas de ánimo abruptamente
A veces guardabas silencio y fruncías el ceño
Eras insoportable cuando te ponías de mal humor
Recuerdo que en nuestra primera cita intenté besarte
Habíamos bebido en el Munich y estábamos sentados en una banca
de la Plaza san Martín. Tú no te dejaste besar. Yo me quedé con las ganas
de probar tus labios y tu saliva
Nos volvimos a ver después de un año
Nos emborrachamos en el Munich. Te besé. Tú también me besaste.
Después del beso estuviste enojada. Yo no te entendía.
Comenzamos a vernos una vez al año.
En una ocasión, te llevé a un hotel pringoso. Tú estabas muy borracha.
Luchamos en el lecho. Te dieron ganas de vomitar. Te ayudé a hacerlo.
Te quedaste dormida boca abajo en la cama. Yo te toqué y me masturbé.
Mi semen salió como magma y cayó en la parte trasera de tu jean.
Cuando despertaste te diste cuenta de lo sucedido. Yo callé, enojado.
Tú me decías que no me preocupara, que lo que había hecho era normal.
Yo te dije que quería largarme. Nos fuimos. Te embarqué en un taxi.
No te besé al despedirnos. Al día siguiente te llamé por teléfono y tú me dijiste
que ya no querías verme nunca más.
Sin embargo, cuando cumplí veintisiete, me llamaste y
nos volvimos a ver en el Munich. Nos embriagamos y yo te propuse llevarte
al cuarto en el que vivía solo. Tú aceptaste. En mi cuarto hicimos el amor.
Gozaste y sufriste. Me dijiste que me odiabas. Desperté por la mañana.
Volví a hacerte el amor. Vi manchas rojizas en la sábana. Comprendí que te había desflorado.
No dije nada. Tú parecías un animal domeñado, inerme, humillado.
Nos hicimos novios. Una Noche me llamaste y me dijiste que estabas en el Munich,
que me esperabas allí. Fui a buscarte. Estaba de mal humor. Te dije que estaba cansado,
que no tenía ganas de juerga. Salimos del Munich y anduvimos por La Colmena.
Tú no querías irte a tu casa. Tú querías irte conmigo a mi cuarto.
Me dijiste Si no me llevas a tu cuarto no me vuelves a ver nunca más
Te llevé a mi cuarto. Te hice el amor. Era eso lo que querías.
Me dijiste que querías quedarte a dormir. Yo te dije que lo mejor era que te fueras,
que yo necesitaba dormir solo. Eres un egoísta, te vas a quedar solo por el resto de tu vida,
no te entiendo, rechazas mi compañía, te gusta estar solo.
Yo guardé silencio. Salimos a la calle. Esperamos un taxi. Tú seguías reprendiéndome
Eres un egoísta, nadie te va a querer si sigues portándote así, tienes que aprender a compartir tu vida…
Yo sólo quería que te fueras. Inesperadamente, me abrazaste y me dijiste
que me querías, que te perdonara por todo lo que me habías dicho.
Yo te besé y te dije que sólo necesitaba que me comprendieras, que
me había acostumbrado a vivir solo, pero que poco a poco aprendería
a vivir contigo.
Te fuiste en un taxi.
No te veo desde aquella Noche.
Beatriz, mi guía por los senderos de la desesperación,
mi amado demonio;
jugábamos a matarnos,
te encantaba ese juego
Querías matarme por amor
Felizmente nos separamos
Yo no quiero verte más
Si nos quedábamos juntos hubiéramos acabado muertos los dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario