lunes, 14 de junio de 2010

Intento de huida

Una de las cuatro nobles verdades del Budismo es que la vida es sufrimiento. Buda buscó escapar del sufrimiento mediante la meditación. Él meditó y alcanzó la iluminación. Después de alcanzar la iluminación entró al Nirvana, ese estado de reposo absoluto. En realidad, Buda buscó escapar de la vida. Su vida y su doctrina consistieron en huir de la vida, que es sufrimiento. Kierkegaard decía que la existencia es sufrimiento. Y enfrentó ese sufrimiento. Él quería sufrir. Como buen cristiano que era, quería crucificarse con Cristo. Sin embargo, también buscó escapar de la existencia. Consagrándose a Dios lo lograría, ya que él es amor y consuelo. Yo huyo de la vida. Escapo como puedo. Para mí, escapar de la vida consiste incluso en fumar un cigarrillo. Uno se entrega al pequeño placer de fumar y olvida su vida, se evade de su existencia. Podría estar fumando todo el día. ¡Tanto necesito escapar de la vida! Caminar por la ribera del río, tenderme en el soto, callejear por Salamanca, todo eso es un intento de huida. Hay que escapar de la vida, como sea. Vivir es huir. Vivir es no tomar tan en serio a la vida. Vivir es olvidarse de la vida. Contemplar el árbol, o la flor; contemplar a la mujer bella o al sendero de chopos; beber vino, caminar sin pensar en nada… Todo eso es huida. Y todo eso es vivir. Se puede hallar una contradicción en todo lo que digo. Pero el hombre es una contradicción viva. La vida es sufrimiento. Y el hombre está sumido en la vida. Pensar es padecer. Pensar en la vida, como lo han hecho muchos filósofos, y como lo puede hacer en algún momento algún individuo es vivir muriendo. Ya que la vida es sufrimiento, hay que escapar del sufrimiento, hay que huir de la vida.

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