domingo, 13 de junio de 2010

Leyendo a Kierkegaard

I
La existencia es sufrimiento
Existo, luego sufro
En todo momento mi aguijón en la carne me recuerda que existo
La Melancolía es una rosa
Es una cruz que cargo en secreto
El amor es un lirio enfermizo
Bajo el Cielo, se alzan las jorobas
en las que la multitud clava espadas ardientes
Por el muelle de Copenhague, pasea melancólicamente un individuo
Un hombre solo en el Mundo, solo
delante de Dios, que bien puede ser una ilusión
Pero este individuo tiene fe y realiza
un salto absurdo
Salta entregándose a Dios

II

La Melancolía de Kierkegaard era congénita
L a mía también lo es
Nací con un crisantemo marchito entre las manos
La relación de Kierkegaard con su padre fue bastante compleja
Ambos se amaban, pero el anciano padre trasmitió su Melancolía
a su hijo. Además, lo educó demasiado severamente en el cristianismo.
Le envejeció el alma. Lo lanzó al Mundo provisto de una gran idealidad
Es decir, que lo envió como carne de cañón
Por otra parte, el anciano reveló un secreto a su hijo
Le contó que cuando era niño y cuidaba los rebaños
en las landas de Jutlandia, descorazonado por el sufrimiento
y por el hambre que padecía, trepó un día a una colina y maldijo a Dios.
Kierkegaard se consideraba maldito. Su padre estaba maldito y él también.
La relación con mi padre es también compleja
Él también me ha envejecido el alma,
y me ha lanzado al Mundo después de haberme dado
una educación idealista
Me ha lanzado al Mundo para que me destrocen
Y yo lo odio y lo amo
Kierkegaard hablaba de su aguijón en la carne, de su cruz,
de su secreto
Yo también tengo un aguijón en la carne,
y un secreto profundo y doloroso


III

Desesperación silenciosa…
Inevitable…
El muchacho pensativo sentado a la mesa,
condenado a pensar y a desesperar
Kierkegaard amaba a Regina Olsen,
pero rompió el compromiso porque su senda era demasiado estrecha,
porque su Melancolía le impedía contraer nupcias, porque
tenía una misión en el Mundo,
y no podía cumplirla si se casaba
Se hizo pasar por un canalla para que Regina
no se sintiera mal
¡Tremendo sacrificio!
Yo también tenía una Amada y la dejé para cumplir mi misión
Kierkegaard vivió la Angustia, esa Angustia
de estar solo en el Mundo, olvidado y descuidado por Dios
Yo conozco la Angustia de estar solo en el Universo,
pero no tengo la fe que tenía Kierkegaard
No creo en Dios
Mi Angustia puede acabar matándome

IV

Yo, como Kierkegaard, quiero una verdad que sea tal para mí
Hay seres humanos enfermos que ven más allá de lo aparente
Kierkegaard vio más allá, y su visión fue la de un individuo opuesto a la masa
El hombre es, ante todo, un individuo, un ente
La desesperación es una enfermedad mortal
Bella es la fe llena de heridas
y la Angustia abrazada a un crucifijo

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