jueves, 3 de junio de 2010

En fin, el desasosiego

Un brazo cae lentamente entre parras y cipos
La magnolia del Remordimiento agota su perfume entre las manos de un titán
Una mirada de esmeralda se asoma desde el espigón
Cabezas de ágata van rodando por los barrancos
Sentado en la terraza de un café, tengo un vislumbre de la voluntad de las deidades
Ellas quieren que yo me quede solo con mi vida desordenada,
con mi flacura de voluntad
Mi cuerpo ha conocido el Mal,
y mi alma se ha enfermado con la fe que alguna vez tuve
Serpientes de plata se deslizan por mis pies, como
una Ciencia rudimentaria y letal
Los gallinazos dan vueltas por los mercados de Lima,
buscando comida
En mi mente acribillada por experiencias metafísicas
un algo extraño padece espasmos
Las olas del Mar se alzan y muestran su rutilante pedrería
Suelo bajar a caminar por la Costa Verde,
con el cansancio que producen la falta o el exceso de sueño
Gaviotas de ardiente ceniza chillan paradas en la orilla
Todo se deshace
Alguna vez yo me desharé
Pero habré pensado
Y mi pensamiento seré yo
Aunque ¿qué valor tiene mi pensamiento?
Un cuello terso y limpio es degollado
Un torso de mujer inspira cierta conmoción
La desnudez, la belleza, lo vulnerable…
Un pie femíneo es lamido por el agua del Mar
Momento delicado, sublime, excitante
La brisa desprende un collar de plata
y despeina a las muchachas atildadas
Andando por el malecón pienso en las mujeres que estarían dispuestas
a embriagarme con su amor
Después de todo, todos necesitamos traficar con el amor
Sin embargo, soy muy tímido para acercarme a alguna mujer
Un titán sentado en una piedra piensa en Dios sabe qué
Su pensamiento hace temblar a las montañas
Y mi espíritu se adormece entre las rosas

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