jueves, 10 de junio de 2010

Un día gris

Sólo quiero mi vacío para morar en él. Días grises de Primavera. Río en el que cae la lluvia. Cubierto de grama esperaré la Muerte y el crecimiento de flores quiméricas. Sólo quiero mi vacío. Yo lo llenaré conmigo. Soy un individuo solo en el Mundo, solo en el Universo, que quisiera estar delante de Dios. Pero no hay Dios. Con frecuencia, soy presa de la Angustia. Siento que me ahogo en una Soledad inconmensurable. Cuando me sucede eso, salgo a caminar. Ando sin rumbo, respirando lo más tranquilamente posible, hasta que la aflicción desaparece. La Melancolía es dulce como una puesta de Sol. Soy melancólico, padezco depresiones con mucha frecuencia. Incluso tomo pastillas para la depresión. Sin embargo, me conmueve la Belleza del Mundo. Me hace feliz poder ver, oír, oler, tocar, gustar, lo bello existente. Porque se ha de vivir con el alma y con los cinco sentidos. De lo contrario, no hay vida. Unos cuervos vagan por el rosedal. El agrio perfume de los geranios se impregna en la cabellera y en la ropa de los niños que juegan. Mi mente se hunde en el légamo, pensando en albicantes vestiduras de ángeles y en ocasos demenciales más solitarios que un cóndor. La Beatitud se halla en el palacio del que me escapé muy joven para conocer las anchas calles , las plazas llenas de gente y los mercados donde se mata a los pollos y donde una mendiga ciega pide limosna. Volveré al palacio o me quedaré en la calle, guiado por mi Hado. Llegaré a comprender mi existencia. La existencia es desesperación y la Angustia es una falta de aire propio. No es que espere a la Muerte, es que es Ella la que me espera a mí. La Muerte será un perro negro que me conduzca, ladrando, al Infierno; o será una bella diosa con ojos de un esmeralda inefable, que me conducirá en Silencio al Hades. Quizá en el fondo yo desee morir. Me voy matando mientras vivo. A diario, cometo excesos. Estoy viviendo mi Muerte. Pero estoy vivo. Y la vida y la Muerte viven juntas dentro del hombre. La tarde se enciende. El Cielo se despeja un poco. Y yo busco mi vacío para estar en él, sin que nadie me incordie.

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