martes, 15 de junio de 2010

El hombre contemporáneo

Al despertar, el individuo tiene miedo
El día es incierto y el individuo puede sentir su humanidad
sin paliativos
Se sienta en la cama. Tiembla un poco. Coge los blíster que están en la mesa de noche.
Toma sus pastillas- antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos-,
para poder vivir
Va al baño. Orina. Defeca. Se asea. Vuelve a su cuarto. Se viste.
Sale del piso. Se va a callejear. Piensa mientras camina. Pensar
es para él un padecimiento. Nunca se pone de acuerdo consigo mismo.
Entra a un bar. Pide un tinto y un pincho de panceta. Le sirven. Come y bebe.
Le dan ganas de emborracharse. Siempre busca evadirse.
Pide un tinto más. Se lo sirven. Lo bebe, paga y se va.
De regreso a casa le da un ataque de Angustia.
Se siente solo en un Mundo sin Dios. Arrastra
su Angustia hasta su piso. Allí toma un puñado de ansiolíticos.
Se sienta ante su escritorio y enciende el ordenador.
Se pone a chatear. Una hora después come. Acabada la comida
el individuo busca una página porno en Internet. La encuentra
y se masturba. Después de limpiarse vuelve a navegar por Internet.
A las dos horas, le viene el esplín. Deprimido, da vueltas por la habitación.
Toma una pastilla y se echa en la cama. Espera.
Existe el tormento de ser hombre
Más aun en estos tiempos
Hoy en día se desespera silenciosamente,
y se incuba una Angustia terrible
El peligro de ser uno mismo,
la enfermedad de ser hombre,
el grave estado por el que pasa cada individuo
Ir declinando sin darse cuenta
Y ser un individuo de su época

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