lunes, 21 de junio de 2010

El canto del ateo

Temblando de desesperación, inquieto,
soledoso en este Mundo , sólo me queda elevar mi canto
Dios que deberías existir,
Creador creado, creía que habitabas en mi corazón
Pero mi corazón está vacío, y tiembla de dolor
Dios inexistente,
de niño me enseñaron que existías
y que protegías a los hombres
Me hablaban de un Dios bueno,
me hablaban de tu misericordia,
y yo te quería
Cuánto te quería, oh Señor
Cuánto te amaba, oh Dios que no existes
Ahora tu inexistencia me llena de Melancolía
Tu no ser me sume en la Angustia
Me muero. Me ahogo.
¡Existe, Dios! ¡Por favor existe!
Abre tu oído y escúchame
¡Existe! ¡Por favor existe!
Es inútil tanta súplica
Sólo tu Silencio es la verdad
Ese Silencio de lo que no es
Me dijeron que tú eras el Salvador del Mundo,
que te habías hecho hombre por el mucho amor que sentías
hacia el hombre
Pero ahora, Dios mío, ya sé que no existes
¡Sálvame de la desesperación, Dios mío!
¡Sálvame!
Te sueño, te invento, te recreo,
pero tú sigues sin existir
¿Es que no te compadeces del niño que fui?
¿No te conmueven aquellos rezos míos,
murmurados al pie de la cama?
¡Dios mío, Dios mío! ¡Por qué me has abandonado!
¡Dios mío, Dios mío! ¡Por qué no existes!
¡Yo te quería, Señor! ¡Yo te quería!
Y he aquí que me has dejado solo
El amor de todos los hombres del Mundo,
de los que en ti creen,
podrían más que tu inexistencia,
podrían hacer que fueras
Pero tú no quieres existir
Oh Dios que deberías existir
Ahora, Señor, de verdad estoy solo
Y elevo mi canto para poblar tu ausencia

1 comentario: