jueves, 2 de septiembre de 2010

Los huesos del espíritu

Desnudo, quemándome con mi propio fuego,
ese fuego que surge de la esencia cuando
el tigre de la furia considera la existencia,
y ruge, ruge agitando las frondas de los árboles
Desnudo, cubierto por la nieve,
con el frío de ser, temblando,
buscando a Dios que se oculta
o que no existe
Buscando a Dios en los contenedores,
muerto de hambre, sediento,
golpeando puertas terriblemente cerradas,
esperando que alguien me abra
para ponerme a llorar y decir Esta Noche
ha sido horrenda
Porque las Noches de la vida son más
que oscuras,
y uno se acostumbra a perderse en ellas
El Sol despliega su cabellera oblicua
Por varias horas prevalecerá la luz
Luego en la Noche, oh luego en la Noche
sólo habrá escasa lumbre en el corazón
Quiero mi vacío
Ese vacío donde no existen el ser ni el no ser
Un poco de vacío para ocultarme
y descansar de las dualidades
Lirios de marfil,
nomeolvides de oro
Los huesos de mi espíritu están rotos
El espíritu, la fuerza que me mueve
Desnudo, me arrastro bajo la tenacidad
del granizo,
entre golondrinas muertas
Lacerando mi alma que se muere

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