lunes, 6 de septiembre de 2010

Sabiduría

He salvado mi vida viviéndola. La luz en el cristal reverbera, las violetas desteñidas se pasman bajo el Sol. Mis rodillas están cansadas de tanto rezar a lo que no existe. ¿Cómo no rezar a lo que no existe si lo he hecho toda la vida? He aquí que no sé quién soy. Cada día me resulto un desconocido. Luz en la luz, sombra en la sombra, hombre en el hombre. Conozco una zarza que nunca se ha encendido. Ante ella paso mis días, en constante espera. Espero que la zarza se encienda. Espero una teofanía para vivir sosegado, para terminar de una vez con tanta Inquietud. Los monos miran a los hombres y enloquecen, y saltan y hacen piruetas de desesperación. Diógenes vivía como un perro, y era un sabio. Tal vez haya que vivir como un perro para alcanzar la Sabiduría. Un cisne siniestro canta y el semen de Diógenes resbala a las losas del ágora.

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