sábado, 18 de septiembre de 2010

Necesitado y necesario

“En verdad necesito a Dios,
pero Dios me necesita a mí también”
Meister Eckhart

Necesito un Creador. Y si no existe habrá que soñarlo. Un hachazo me parte la frente y de la hendidura sangrienta brotan gusanos negros. Necesito a Dios, no lo niego. Pero él, si existe, me necesita a mí también. Me necesita para existir, para no quedarse solo sumido en su existencia inútil. Me necesita para ser. Dios es Dios porque está en la conciencia de sus criaturas. Sin sus criaturas, Dios no existiría. Miríadas de insectos recorren mi espalda, y yo esgrimo una espada flamígera para matar a Dios. Matar a Dios consistiría en liberarse, en trascender al Padre. El hijo necesita trascenderse. Esa es la causa del deicidio. Dios tiene miedo. Tiene miedo de quedarse solo en la Nada. Por eso crea y crea hombres que justifiquen su proceder. ¿Pero acaso yo quería existir? Te necesito, Dios mío, pero tú también me necesitas. No concibes un Universo poblado sólo por ti, sin conciencias en las que existas. En suma, nos necesitamos. Por qué no te revelas, Dios, y nos salvamos ambos. Porque estás dejando de existir para muchos. Sin tus criaturas tú no serías. Sin ti yo no sería. Te necesito, pero me necesitas tú también.

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